domingo, 5 de abril de 2015

Consejos para reducir el consumo de sal




La sal es indispensable para la vida, pero también puede ser nefasta para la salud si se consume en exceso.

Desde pequeños hemos acostumbrado nuestro paladar a degustar alimentos salados y ese exceso, acumulado a lo largo de toda la vida, puede ocasionar enfermedades. En personas predispuestas la continua ingestión  de cosas saladas, pude  desecadenar un aumento de la presión arterial, con graves repercusiones  para la salud. 

El consumo excesivo de sal está asociada con la hipertensión arterial, enfermedades del corazón y accideentes cerebrovasculares. También con otras enfermedades como el  cáncer gástrico, insuficiencia renal y osteoporosis, que son consideradas enfermedades no transmisibles.

Los riñons son los mayores reguladores del sodio en la sangre ya que mantienen el equilibrio de sodio almacenado en nuestro cuerpo para su aprovechamiento óptimo. Si el exceso de sal no se puede eliminar por los riñones, se acumula en nuestra sangre reteniendo el agua e incrementando el volumen de sangre circulante. Esto provoca que el corazón necesite trabajar más fuerte, elevando la presión arterial la cual, cuando no se controla, puede causar insuficiencia renal.



Las personas que consumen gran cantidad de sal desde muy temprana edad,  ya en la edad adulta son propensos a desarrollar este tipo de enfermedades como la hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares, así como daño irreversible de las retinas, los riñones y el corazón.

En las mujeres embarazadas puede generar enfermedades propias de la gestación como la pre-eclampsia y eclampsia que pueden causar graves consecuencias en la salud de la madre y del bebe.

Las asociaciones médicas especializadas recomiendan consumir la menor cantidad posible de sal y nunca pasar de unos 3 gramos diarios, lo que equivale a una cucharilla de postre rasa. En este total se cuenta la sal que se añade a los guisos, más la que llevan naturalmente los alimentos.

El cuerpo puede adaptarse a un menor consumo de sal, aunque puede tardar dos o tres meses en habituarse. Acostumbrarse si es posible y además necesario.



CONSEJOS PARA REDUCIR EL CONSUMO DE SAL

1. Cuando elija alimentos y preparaciones, prefiera aquellos con un menor aporte de sal.

2. Pruebe los productos reducidos en sodio o sin sal.

3. Utilice hierbas, especias y otros condimentos para dar sabor a sus comidas como: orégano, perejil, limón, jengibre, pimienta, tomillo, cilantro, cebolla, hojas de laurel, ajo, albahaca, pimiento.

4. Lea las etiquetas con cuidado porque puede que algunos productos que usted no espera también contengan sodio.

5. Prepare las comidas con poca cantidad de sal; no la adicione al azar ni al gusto; mejor use una cucharita. Pruebe primero los alimentos antes de tomar la desición de adicionar más sal.

6. Retire el salero de la mesa del comedor y de la mesa del restaurante.

7. Quítele el agua a los alimentos enlatados, como el atún y aquellos que vienen en salmuera, como las alcaparras y las aceitunas, para retirar parte de la sal.

8. Compare el etiquetado nutricional de los alimentos de un mismo tipo y escoja la marca con menor contenido de sodio.

9. Modere el consumo de alimentos conservados en salmueras, embutidos, charcutería, carnes en conseva, ahumados, sopas en sobres o latas, etc. así como de alimentos que contengan polvo de hornear.

10. No adicione sal en la comida de los bebés ni de los niños, para acostumbrarlos  en los buenos hábitos alimentarios.



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